Enfermería

Me crucé de brazos con una mueca al escuchar aquello lo de ligón y miré al suelo, impaciente.

-Vine a preguntar por la hija de Connie Torres. Espero que no hayas entretenido a la enfermera de sus trabajos -dije con una mueca.

-No, no...-dije todavía algo nervioso y me metí las menos en los bolsillos.-Pues la chica... esto... se desmayó y tal... ¿qué le paso, Melody?-le pregunté, mirándola.

Suspiré y cogí una libreta donde tenia apuntado varias cosas que me habia explicado la chica. Comencé a explicárselo todo con sumo detalle, lo ocurrido, el estado de su cuerpo, lo que le mandé hacer para que se mejorara...

Todavía con las manos en los bolsillos, me pegué a la pared tratando de pasar inadvertido y tragué saliva; sabía que Brown era un tío legal, pero cuando pasaba algo fuera de lo común, se enfadaba mucho, y no era agradable ver a Brown cabreado...

Asenti con la cabeza.
-Está bien, tendré que explicárselo a su madre -rodé los ojos y me giré para irme, pero miré mi reloj y me gire de nuevo para verlos a ambos- vamos, que no son horas. A vuestras cabañas. Ahora. Que no por tener trabajo sois más que mis alumnos, sois sólo mayores por dos años.
Vi como se apresuraban.
-Vamos vamos -me fui de alli tras cerrar la cabaña y dejarlos en el porche para que se despidieran y se fueran- y que no se repita, ¿eh? Que los cotilleos llegan muy rapido a mis oidos.

Me quedé un momento parado fuera. No me parecía oportuno despedirme de Melody con un beso, así que balanceé varias veces la mano, forzando una sonrisa.
-Buenas noches, Melody... y Brown.-después de eso, me apresuré hacia mi cabaña.

Lo miré como petrificada. Pero... ¿A qué vino eso? Hice una mueca y me fui enfadada de ahi, por su estupido comportamiento cobarde y de mujeriego.

Llegué a la enfermeria y me puse mi bata. Estaba algo dormida, llevaba dias sin pegar ojo.

Entré en la enfermería después de reflexionar sobre unas cuantas cosas con Brown. Carraspeé e intenté parecer que cojeaba con el pie derecho.
-¿Hay alguien?-pregunté sintiéndome estúpido.

Frunci el ceño al ver que se abria la puerta y estaba Charlie cogeando algo. Me levanté y me apresuré a donde él.
-¿Qué pasa? -dije olvidando mi enfado por un momento, pero al recordarlo, solo frunci los labios.

Me chupé los labios mientras ideaba una excusa.
-Me he... caído bailando.-dije encogiándome de hombros.-Creo que me he torcido algo del pie derecho pero no sé...

-Está bien -dije suspirando.
Lo ayudé a que se sentara en una camilla, mientras me arrodillaba para ver cómo habia sido el golpe.

Respiré varias veces antes de soltar lo que tenía que decir.
-Melody... ¿sigues enfadada por lo del otro día?

Ignoré por completo sus palabras e hice como si no las hubiera escuchado, me puse mis gafas de ver y palpé su pierna derecha.
-Debió de ser un golpe muy fuerte para que vinieras aquí.
Lo observé con más atención.
-O un golpe muy suave y estupido para que te duela tanto sin tener ninguna rozadura ni ningún hematoma.

Me volví a encoger de hombros; no se me ocurría ninguna excusa.
-Solo sé que me caí y cuando me levanté, me empezó a doler.-dije, después la miré hacinedo una mueca.-¿No vas a responder a lo de antes?

Me crucé de brazos, levantándome y mirándolo de cejas alzadas.
-Camina -le exigi para ver qué tal andaba.

Le miré, confuso, y me puse de pie dudoso. Hice teatro cojeando más de lo que debería con el pie izquierdo y haciendo una mueca de dolor.

Rodé los ojos, cruzada de brazos. Le hice un gesto para que parara y me acerqué a una estanteria, cogiendo una geringuilla con una aguja bien grande.
-Uh, si -dije fingiendo yo también- Como veo que ahora te duele también el otro pie, debo inyectarte cortisona, parece muy grave. Esto te disminuirá el dolor.

Di un salto viendo aquella enorme jeringuilla y negué con la cabeza, riendo nerviosamente.
-¡Vaya! De repente me he puesto sano... pues sí que eres buena enfermera...-suspiré; no parecía que las cosas me estuviesen saliendo como esperaba.

Me crucé de brazos de nuevo, torciendo mis labios como haciendo una mueca algo incómoda. Necesitaba alguna explicación coherente.
-¿Qué quieres, Charlie?

Levanté los brazos a modo de rendición.
-Solo he venido aquí a hablar contigo, pero tú has esquivado mi pregunta.

-Ahá y tú has fingido. No sé qué es peor -dije guardando todo en su debido sitio y sentándome en la camilla donde se habia sentado él anteriormente.

-¡Porque no sabía como entablar conversación contigo!-le espeté sin pensar, pero después carraspeé sin perder la compostura.-Es decir... que venía a... bueno... disculparme contigo.

Lo miré a los ojos, sin una expresión de mi rostro concreta. Estaba seria, pero no enfadada, simplemente no sabía cómo reaccionar.