Cabaña de Delilah, Ashley y Heather

Entré en la cabaña que me habían asignado.
- Menuda choza... -dije mientras soltaba mis cosas encima de una de las camas.
Cogí mis zapatillas de ballet y un CD de música y salí de allí.

Caminé con dificultad por las maletas por el área de las cabañas. ¡Y menudas cabañas! Nunca me las imaginé así de bonitas. Pensé que debería buscar una cabaña que no estuviese llena. Me acerqué a esta y carraspeé antes de llamar a la puerta.
-¿Hola?-pregunté golpeando la puerta varias veces. Tardaron en contestar.-¿Hay alguien?

Me encogí de hombros y decidí que después vendría a ver si la habitante estaba en la cabaña. Decidí explorar llevándome las maletas conmigo; no sabía si podría haber mucho chorizo suelto por ahí.

Esta vez abrí sin llamar, pues me dijeron que podía instalarme en la cabaña. Vi que encima de una cama había una maleta, así que supuse que sería la de Delilah y me instalé en la contigua, al otro lado de la ventana; odiaba que me diese el sol por las mañanas. Dejé mis cosas de cualquier manera encima y me froté las manos.
-Hala, ya está.-miré a mi alrededor con las manos en jarras.-Me gusta la cabaña. ¿A ti no, Ashley?-le sonreí.

-Sí. Está bien. -respondí, dejando mis maletas en la primera cama libre que pillé.

Evalué el equipaje de la chica mientras dejaba a Lata de Atún en la mesilla. Decidí entablar una conversación con Ashley para conocerla mejor.
-Y bueno, ¿cómo llegaste aquí?-dije echándome en la cama de un salto; después de tanto tiempo andando me sentía muy agotada.-Quiero decir de porqué viniste aquí y eso. ¿Tocas algún instrumento? ¿Cantas?-me callé al ver que estaba bombardeándola a preguntas.

-Bueno, siempre soñé con tener mi propia banda de rock... dar conciertos por el extrangero, tener millones de fans... -respondí. -Cuando me contaron lo de este campamento quise venir y aunque a mis padres no les hacía mucha gracia me dejaron con la condición de que me lo pagara todo yo. -me senté en la cama antes de continuar. -Tocó algo el piano, pero en realidad lo que hago es cantar. ¿Qué me dices de tí?

Sonreí; la chica parecía humilde y a la vez entregada.
-Yo soy compositora. Toco la guitarra y canto, pero me siento más cómoda tocando. Tuve que trabajar en la tienda de mi madre y en una cafetería de mi ciudad para pagarme el campamento porque mis padres me castigaron. Digamos que mis notas... no fueron tan buenas como esperaba.-torcí el gesto; omití la parte de la historia en la que me quedaban 5 de 8.-Me tuvo que ayudar la plasta de mi hermana y todo, pero bueno, al final mis padres aceptaron a pagarme lo que me quedaba y aquí estoy.-Sonreí y salté en la cama haciendo "¡wiii!". Ahora que me fijaba... la chica era pelirroja, no me gustaban mucho los pelirrojos y la culpa la tenía mi hermana, pero Ashley parecía simpática y me negaba a pensar en ella como una persona horrible solo por el color de su pelo. Puse morritos.-¿Te puedo llamar Ash? ¡Como el de Pokemon!-me reí.

Entrecerré los ojos y la miré fingiendo estar enfadada. Al instamente de reí.

-No, no me importa. -contesté cuando paré de reir. -¿Y a tí cómo te gusta que te llamen? ¿Heather?

Me incorporé en la cama y me senté rozando el suelo con los pies. Arrugué la frente, pensando.
-Normalmente me llaman Heather, aunque una amiga mía de Madison me llamaba Smiley.-sonreí al recordar el mote.-Puedes llamarme de las dos maneras, no me importa, Ash.-recalqué el nombre con un tono de voz grave y me levanté de la cama de un salto, poniéndome en posición de ataque.-¡Pikachu, impactrueno!

Me reí de nuevo. Aquella chica era divertida.

-Muy graciosa... -murmuré de nuevo, fingiendo enfado, pero no dejaba de sonreir asi que solo había entrecerrado los ojos de nuevo.

Ashley me contagió su sonrisa, pero pronto se desfiguró hasta transformarse en un amplio bostezo parecido a la boca de un cocodrilo. De repente me di cuenta de lo cansada que estaba.
-Qué sueño...-me restregué los ojos con las manos.-Bueno, Ash barra nueva compañera de cabaña. Si no te importa, voy a echar una cabezadita que tanto estar por ahí fuera me ha dejado hecha polvo.-Le sonreí abiertamente mostrando todos los dientes y me acurruqué en la cama, aún con las maletas encima de ella.

-Ja, ja, ja. Está bien. -respondí y me levanté de la cama para mirar las maletas. -Yo voy a organizar un poco esto... me espera una dura tarea... -suspiré y empezé a ordenar toda la ropa que se encontraba en las dos maletas.

Me desperté y vi que no había nadie. Miré la hora; todavía no era lo suficientemente tarde. Estiré hasta los dedos de los pies y salí de la cabaña, deseosa de conocer a más gente.

Llego cansada y dejo mis dulces encima de la cama. Me mordí el labio, pensativa, y decidí dejarles una chocolatina encima de sus respectivas mesillas a Ash y Delilah, después me eché en mi cama a ponerme morada de chocolate Al rato me volví a quedar dormida de lo llena que estaba.
Cuando se hizo de día, me desperté, me cambié de ropa, me peiné, me lave los disntes y me fui.
Regresé un rato después con las compras hechas. Dejé el paquete de barritas, las manzanas y las dos ensaladas encima de la mesilla, me comí una barrita y una manzana y tiré sus restos a la papelera. Miré todas mis cosas afligida y decidí desenpaquetarlas. Cuando terminé, salí de la cabaña a pasear un rato. Vuelvo tras ver a Emi y Nick y me tumbo encima de la cama, escuchando el mp4. Salí luego, un poco más tarde, pero volví al cabo de un rato. Me eché en la cama; no estaba cansada, pero me sentía algo hundida y me volví a poner el mp4, esperando dormirme en vano. Me fui al ver que no era capaz.

Llegué al dormitorio y miré que Heather me había dejado una chocolatina en mi mesilla. Sonreí y la cogí. Como no había nadie allí y me aburría decidí marcharme de la cabaña mientras saboreaba aquella deliciosa chocolatina

Me eché en la cama de un salto, boca abajo. Pensé en ponerme música antes de dormirme, pero en pocos segundos ya me había quedado grogui.