Cabaña de Charlie J. Watson

Dejé mis cosas de cualquier manera encima de la cama; ya las colocaría más tarde, primero iría a explorar un poco por el campamento.

Me tumbé en la cama, tan cansado que no pude ni siquiera ponerme el pijama. Me conecté el mp4 y me dormí, sonriendo al recordar todos los hechos de aquel día.

Me eché en la cama, leyendo un libro sobre la historia del deporte y bostecé.

Entré corriendo a la cabaña de Charlie y lo vi en la cama.
-Charlie -dije alterada, acercándome a él.

Me incorporé en la cama, confuso, y arqueé una ceja.
-¿Qué pasa? ¿Por qué vienes así?-me levanté de la cama acercándome a ella, algo asustado.

Respiré agitadamente, pero no importa.
-Me he enterado de lo de tu clase -sonreí y cogí sus manos- Brown me dijo que te espera algo en la aula de baile -dije unicamente, cogiéndolo de la mano y haciendolo levantarse de la cama.

Parpadeé varias veces, confuso.
-Ah, bueno, vale...-dije intrigado. ¿Qué era lo que pasaba?

-Ven -dije sonriendo como una niña y sacándolo de allí.

Me eché en mi cama, indignado, y me tapé la cara con un brazo, apretando el puño y chasqueando la lengua.

Entré a la cabaña, como siempre mascando un chicle y con una carpetita de papeles entre mis manos.
-Bueno, Charlie, veo que les ha gustado a los chiquillos tu... -me callé y fruncí el ceño al verlo algo cansado o entristecido en su cama.

Me destapé la cara y forcé una sonrisa.
-Ah, hola Brown...-me incorporé en la cama.-¿Decías algo?

Me crucé de brazos, sentándome a su lado.
-¿Ocurre algo, chico?

Cerré los ojos y me masajeé el tabique nasal.
-Nada... movidas mías.-Puse los pies en el suelo.-Me parece que he empezado algo mal el verano.-sonreí de forma triste.

-No será trabajando, no vas nada mal como profesor, hijo.
Lo miré con el ceño fruncido.
-¿Alguna chica? -adiviné alzando una ceja.

Sonreí; lo que dijo me animó un poco.
-Bueno... se podría decir que... que sí, vamos.-contesté sin muchas ganas.

Dejé la carpeta en una de las mesillas de la cabaña.
-¿Qué pasó?

Bufé. Me daba un poco de vergüenza hablar de esto con otra persona.
-Problemas... después de lo que dijiste el otro día, Melody se cree que soy un don Juan y ahora me odia.-le miré, levantando las manos.-¡Pero no te echo las culpas!

Me encogí de hombros.
-¿Y me creisteis? -dije alzando una ceja- ¿Cuál es el problema?

Me encogí de hombros.
-Pues ese.-dije apoyando mi mejilla en la mano.-Cree que la trato como una chica cualquiera y que soy un cobarde.

Golpeé su hombro como un buen chicarrón que era.
-Y lo eres, Watson -dije serio- Nunca permiti relaciones entre empleados, pero aún sois jóvenes y sois capaces de no formar ningun alboroto. Eres un cobarde al dejarlo todo a un lado y no ir a por ella.

Parpadeé varias veces por las palabras de Brown. Tenía una forma muy peculiar de dar consejos.
-Entonces... ¿Me estás diciendo que puedo salir con ella mientras no afecte a mi trabajo?

Rodé los ojos.
-Claro que si, chico.
Me crucé de brazos.
-Te ha costado pillarlo, eh. No debes dejarte influenciar por tu jefe -le guiñé le ojo.