Aparcamiento

El viejo Toyota de mi padre paró junto a una gran limosina.
Dios mío... ¿Cómo se traen este pedazo de pepino a un campamento? Ah, claro, las divas.
Bajé del coche cogiendo una gran cantidad de aire; por fin estaba en Camp Rock y no había nadie que me detuviese...
-Ay, hija, ¡qué orgullosa estoy de ti! ¡Por fin vas a cumplir tu sueño!-chilló mi madre bajando del coche y pellizcándome las mejillas. Yo abrí mucho los ojos y me aparté de ella con la menor brusquedad posible.
-Mamá, que ya no soy una niña, me vas a dejar en ridículo...-susurré entre dientes
-Tranquila, ya te haces el ridículo tú sola.-dijo con sorna Miley, mi hermana. Entrecerré los ojos intentando ignorar a Miley; ni siquiera ella podría amargarme el día, estaba demasiado eufórica.
Me despedí de mi familia y fui en busca de mi nueva cabaña con mi destartalada maleta a cuestas.

Conducí el deportivo hasta el aparcamiento del Campamento, mirándolo todo con nostalgia; parecía increíble que solo tres años antes hubiera sido un simple campista lleno de sueños. Aparqué y me bajé del coche, viendo a otro llegar.

Entré al aparcamiento del campamento. Si el GPS no me había guiado mal, ya que no sabia manejar semejante chisme, debia estar en Camp Rock. Me acerqué con mi porche a una plaza vacía junto a otro que estaba aparcando. Aparqué correctamente y mire el asiento del copiloto a mi izquierda, ya que conducia por la derecha. Cogí mi bolso y abrí la puerta, mientras me apartaba mis gafas de mis ojos.

Me fijé en el coche que acababa de aparcar. Menudo coche... y menuda chica. Alcé una ceja mientras observé como abría la puerta de su porsche y la agarré justo antes de que diese contra mi deportivo.
-Cuidado. Es nuevo y podrías rayarme la pintura.-dije lanzándole una de mis mejores sonrisas.

Parpadeé un par de veces al ver cómo un chico agarraba la puerta del asiento del copiloto de mi porche. Aparté del todo mis gafas de mis ojos y las coloqué en mi cabeza, llevando mi bolso a mi brazo. Cerré la puerta de un pequeño golpe y dando a un botón de las llaves el coche se cerró.
-Lo siento, no me había dado cuenta -dije con una sonrisa.

Esbocé de nuevo otra sonrisa, esta vez enseñando los dientes. Era una chica muy guapa, parecía tener mi edad así que pense que no debería ser una campista. Le tendí la mano.
-Soy Charlie, profesor de funk de Camp Rock. ¿Y tú eres...?

-Melody -dije estrechándole la mano y escuchando el ruido del choque de mis pulseras plateadas y doradas- Enfermera del campamento.
No pude evitar seguir sonriendo, era un chico guapo y parecia muy amable.

Enfermera, ¿eh? Pues pienso ponerme enfermo en cuanto pueda...
-Encantado de conocerte.-dije sosteniendo su mano y llevándomela a los labios para besarla.-Espero coincidir mucho contigo este año.-Me reí y le guiñé un ojo; estaba desentrenado en eso de ser "todo un caballero".

Sonrei de oreja a oreja, soltando su mano después que la besara.
-Igualmente -dije asintiendo con la cabeza- Coincidiremos, no te preocupes.

Seguí sosteniéndole la sonrisa hasta que me acordé de que tenía todavía mis maletas esperando en el deportivo.
-¿Quieres que te ayude con el equipaje?-Bah, mis cosas podían esperar.

Miré la parte trasera del coche y luego a él.
-Eh, como quieras, me ayudarías...
bastante... pensé al abrir el maletero y ver dos bolsas algo pesadas...

Me quedé asombrado al ver la cantidad de cosas que tenía metidas ahí dentro. ¡Lo que tendría que haber sufrido el coche con semejante carga! A pesar de todo, cogí las dos bolsas sin titubear. Aunque pesaban bastante, en ningún momento me mostré dudoso. Después vendría a por mis cosas.
-Bueno, ¿hacia donde quiere mademoiselle Melody que lleve su equipaje?-dije de forma burlona imitando el acento francés.

Reí entre dientes.
-No es necesario, monsieur Charlie -le contesté con un acento avanzado de francés, ya que los idiomas, al igual que muchos otros temas, eran algo que se me daban muy bien- las bolsas tienen asas para llevar como carro -dije señalando las rueditas- pero gracias -sonreí y le di dos besos en la mejilla, como hacia siempre con las personas que acababa de conocer o de ver por primera vez al dia.

Dirigí la mirada lentamente hacia las pequeñas rueditas de las maletas y carraspeé.
-Sí, claro, muy práctico.-dije intentando salvar la situación.-En fin... creo que voy a llevar mis cosas a mi cabaña. Si alguna vez necesitas algo, solo dímelo.-dije despidiéndome con un guiño. Cogí mis cosas y me fui sin perder de vista ni un segundo a Melody.

Sonreí ante su guiño y miré mis maletas. Lo vi cómo se iba... si me seguía mirando, se chocaría contra una farola. Reí entre dientes y cogi las maletas para irme del aparcamiento.

Decidi entrar al campamento porque esto era realmente aburrido.

aparque mi porche amarillo para dirigirme a la recepcion , saque mis maletas