Enfermería

Me reí, volviendo a besarla de nuevo.
-Tenemos que quedar para comer en algún lado, ¿eh? bueno...-miré de reojo mi escayola y sonreí.-Si la doctora me deja andar, claro está.

Rodé los ojos.
-Nada de cenas para que las pagues tú -dije sonriente, dandole un pico- y no me pidas que te dé de comer, que tan malito no estás -sonrei.

Hice un puchero, hacinedo caer de pronto mis brazos.
-¡Huy, mira! Parece que me he quedado manco, y yo tengo hambre...-le puse ojitos de cordero degollado, riéndome por dentro.

Me crucé de brazos.
-Ah, no. Luego te me quejas que si te pongo verduras -dije riendo entre dientes, apartandome de él y quedándome sentada con la espalda recta.

Me reí. Vaya... mi plan no ha dado resultado. Chasqueé la lengua y volví a mirarme la escayola; parecía imposible que me hubiese caído de un árbol, con lo bueno que era manteniendo el equilibrio.
-¿Cuánto tiempo voy a tener que estar así?

Frunci mis labios y miré su escayola.
-Tres semanas más o menos.

Suspiré.
-Vaya... qué profesor más malo voy a ser a partir de ahora.-dije esbozando una sonrisa triste.-Pero bueno, seguiré dándole caña a mis alumnos.-me reí.

-Lo haces muy bien, ¿sabes? -dije sinceramente sonriente.

Sonreí agradecido.
-Vaya, gracias por el cumplido...-bajé un poco la cabeza para que no pudiese ver que me estaba riendo.-patosa...

Alcé una ceja.
-No te rías, y menos por algo que no sé ni qué es -frunci el ceño- mientras estabas en tu mundo lalalá, con la pierna rota... me llamaron -dije dispuesta a contarle una mala noticia.

Dejé de reírme al instante, poniéndome serio.
-¿Cómo? ¿Qué noticia?-pregunté preocupado. Iba a acercarme a ella hasta que me acordé de que tenía la pierna rota.

Suspiré.
-Me ha salido un buen trabajo que no puedo rechazar en Francia -dije cruzandome de brazos- les dije que no, pero no podré evitar ir el año que viene. Es lo que habia soñado, un buen empleo en una comisaría, como forense -sonreí- al final consegui lo que me propuse sin los favores de mi padre. Asi que me temo que este ha sido el primer y ultimo año en el campamento.

Fruncí los labios mientras mantenía mi cabeza gacha, observando como yo mismo abría y cerraba los puños para contener el nerviosismo. No dije nada, no necesitaba decir nada.

Chasqueé mis dedos frente a su cara.
-Eh -dije para que reaccionara- ¿No te alegras por mi? -sonreí.

Sonreí con amargura.
-Sí, claro que me alegro por ti.-le dije. Volví a bajar la cabeza.-Pero no por mí...-susurré de forma inaudible.

-¿Qué? -dije al no escucharle- ¿Qué dijiste? No te escuché.
Pasé un mechón moreno por detrás de mi oreja mientras sonreía.

Forcé una sonrisa.
-No, nada.-me levanté con cierta precaución y cogí unas muletas que estaban al lado de la camilla.-Creo que me voy a mi cabaña... ya sabes... para descansar y todo eso. Adiós.-le di un rápido beso en la mejilla y me fui un tanto abatido.

Frunci el ceño.
-Pero te dije que no te fue... -antes que pudiera terminar la frase ya se habia ido- ...ras...
Hice una mueca y tras un suspiro me senté en un sillón de la enfermeria.