Cabaña de Halley, Amy y Michelle

Empujé la puerta, estaba algo abierta. Entré a la cabaña con mis dos grandes maletas en cada una de mis manos. Miré a mi alrededor, pude ver un par de maletas encima de una cama.
-Estaba.

Sonreí al ver su brazo impedirme el camino. Pasé dos de mis dedos por él, como si fuera una personita y sonreí con picardía.
-No me gusta esperar -dije poniendo pucheritos.

Fruncí mis labios y rodé los ojos, mirando a Shane de reojo y luego a la otra chica, sonriendo.

Heché a un lado mi pelo y arrugué la nariz ante el poco compañerismo de la chica, quedándome callada.

Supe enseguida que no me llevaría bien con ella... Pero por intentar cambiarla... No pasaría nada. Sonreí observando su pelo y su rostro. Oh, si... Sería una gran compañera. Le haría amar la moda como yo la amaba. Me quedé callada, entrando dentro con las maletas y mirándola mientras entraba y dejaba las cosas encima de una cama libre.

Me volví a acercar a la entrada de la cabaña.
-Claro, encanto. Todas las clases son obligatorias.
Rodé los ojos.
-Por algo viniste a Camp Rock, ¿verdad?

Sonreí, curvando una de mis comisuras con satisfacción.
-Yo te haré ver el lado bueno del campamento.

Me crucé de brazos, mirando a Shane de arriba a abajo, admirando su belleza, y luego mirando a la chica, era interesante.
Pasé mis dedos por mis labios, como si cerrara una cremallera y me callara para no responder lo que Shane debía decir.

Sonreí juguetona, mirando a Shane alejarse.