Cabaña de Shane, Nate y Jason

Pasé la punta de mi lengua a lo largo de su cuello hasta que llegué a su barbilla y, una vez más, a sus labios. Comencé a besarlo con mas pasión e intensidad mientras hacia cosquillas con las yemas de mis dedos cerca de su ombligo.

El resto de la ropa interior salió volando y la noche se pasó muy rápido por los efectos del alcohol y la diversión.
A la mañana siguiente, unos rayos de sol entraron por los bordes de las persianas, haciendo que abriera lentamente los ojos.

Los rayos de sol seguían molestandome por lo que tapé mis ojos con mis manos mientras me abrazaba mas a Shane, con quien, sin acordarme demasiado bien, habia pasado toda la noche.

Fruncí un poco el ceño al notar que algo se separaba de mi y los rayos de sol volvian a molestarme. Abri los ojos poco a poco y viendo como la imagen borrosa comenzaba a tener sentido. Me sorprendió escuchar la voz de Shane, por lo que, cuando me espabilé y lo vi, abri los ojos como platos al notar cómo estábamos.

Me senté apoyada en la cabecera de la cama, hundiendo mi rostro entre mis manas, con una mezcla de inseguridad y verguenza.
-No lo sé -murmuré en voz baja, sin atreverme si quiera a mirarlo de reojo.

Me tapé de los pies al cuello con una de las mantas y fruncí el ceño, mirándolo confusa, tenia la cabeza como un bombo.
-No lo sé, no lo sé -repetí un par de veces mordiéndome el labio inferior.
Intenté tragar saliva, pero no pude, tenia la garganta seca. Entonces me percaté en las botellas acumuladas por el suelo y la mesilla y volvi a llevar mis manos a la cabeza.

Rodé los ojos, acercándome a él para que ambos tuviéramos más cantidad de mantas para taparnos mejor.
-Oh, me voy a pegar un tiro -murmuré.

Fruncí mis labios y me incliné un poco para verlo desde otra perspectiva. Aparté su flequillo moreno para mirarlo a los ojos.
-Sinceramente -suspiré- no lo recuerdo -hice una mueca.

Alcé las cejas y me quedé pensativa.
-Sí, también la mia -dije frunciendo el ceño y volviéndolo a mirar.
Me separé un poco de él, abrazando mis piernas por encima de las mantas.
-El único fallo ha sido que no me quisieras -murmuré mirando las formas de la manta.

Fruncí el ceño ante lo que dijo y dejé que me abrazara, pero sin corresponderle, quedándome quieta como una estátua. Me separé un poco mientras negaba con una de mis manos, ya que la otra, sujetaba una manta.
-Espera espera espera... -murmuré- ¡¿Cómo?!
Suspiré y le di un bofetón en la mejilla, mirándolo seriamente.
-Esto... por mentirme. ¿Tú sabes qué ha sido esto para mí? -exclamé mirándolo con seriedad.
Después relajé la expresión de mi cara y lo besé con ternura.
-Y esto... por seguir queriéndome -dije entre beso y beso.

Sonrei mientras cerraba los ojos, apartando sus labios de mi cuello.
-Seria genial pero, creo que con una vez ha sido suficiente por hoy, ¿no?

Junté mi frente con la suya y cerré los ojos sonriendo un poco, aspirando el aroma de las mantas que tenian su olor.
-¿Por qué lo hiciste? -me osé a preguntar. Debía saberlo...